El halcón salpicado desciende por mí y me acusa, se queja de mi facundia y mi holgazaneando. Yo también soy montaraz, yo también soy intraducible; Sono mi yawp barbárico sobre los tejados del mundo. Los últimos resplandores del día se detienen para mí, Proyectan mi imagen tras de las otras y tan verdadera como cualquier en las sombradas selvas; Me sonsacan hacia la bruma y el crepúsculo. Me alejo como el aire, sacudo mi cabellera blanca hacia el sol fugitivo; Arrojo mi carne en remolinos, la dejo flotar en plumosas cargas. Me lego al barro para crecer en la hierba que amo; Si en adelante me queréis ver, buscadme bajo las suelas de vuestras botas. Apenas sabréis quién soy ni lo que significo, Pero sin embargo, para vosotros yo seré la buena salud, Y filtraré y fortificaré vuestra sangre. Si no podéis alcanzarme en seguida, quedad animados; Si no me halláis en un lugar, buscadme en otro, Me detengo en algún lado, esperándoos.
Afterword
Epílogo
Otra crisis constitucional ha trascurrido y el Monumento Nacional de las Bóvedas de la Efigie)/Effigy Mounds National Monument, en el Noroeste de Iowa, ha abierto sus puertas nuevamente. Un guía recita la historia de los Americanos nativos, que vivieron al lado del Alto Río Mississippi : cómo cazaron y pescaron, cosecharon bayas y nueces, fabricaron instrumentos, cantaron y bailaron. En los bosques y en los despeñaderos existen cientos de montículos, algunos con la forma de aves y osos, otros surgiendo del suelo como bóvedas, largas líneas rectas, o una combinación de ambas –un registro visible de 10,000 años o más de la residencia humana en esta tierra. Los indígenas edificaron estas bóvedas para enterrar a sus muertos, pacificar a los espíritus, y mantener la armonía con la tierra, el río y el cielo. Inexplicablemente, dejaron de edificar las bóvedas en algún momento del siglo XIV. Quizás algunas tribus nuevas se movieron a esta área, con ideas diferentes de cómo celebrar las vidas de aquellos que habían fallecido, repeler la catástrofe y guardar la paz. Nadie lo puede asegurar. Yo estoy caminando por este suelo sagrado con poetas y escritores de diferentes partes del mundo, discutiendo el espíritu del lugar, la historia de la migración humana, la guerra civil en Siria, los microrrelatos de Alice Munro, una primera novela aceptada para su publicación, las nubes aumentando en el oeste, una balsa en el río: llámenlo el “chismosear del camino” literario. Tengo en mente un mapa que rastree las rutas que hicieron los hombres y mujeres que dejaron sus casas en África para instalarse en Europa y Asia, Australia y las Américas, trayendo sus historias, cantos, rituales a los accesos distantes de la tierra, juntándos en un tejido de conecciones artísticas, culturales y sociales, sin mencionar la mera configuración física de nuestros cuerpos. Estos espíritus intrépidos son parte de quien soy yo, llevándolos en mis genes; las súplicas y peticiones que hago a Dios y a los seres queridos; los árboles, el río y el cielo que participan en mi caminata bajo el sol. Mi pies se atasca en un hoyo cubierto por hojas, cerca de la bóveda de una tumba y se me ocurre que pude haberme doblado la rodilla aquí hace mucho tiempo. Acaso las consecuencias fueron terribles en aquel momento. ¿Me dejaron atrás mis camaradas desde el comienzo de la cacería? ¿Me sepultaron con el punzón de un hueso de pájaro?
Estas reflexiones, estas improvisaciones sobre el origen de la poesía Americana, tienen un solo diseño: el de acercarlos a Uds. a mí, no en el “abrazo amargo de la mortalidad”, pero conciente de la creencia de Whitman de que la muerte nos desata, como nos desatamos de esta página, aunque sea brevemente. La travesía no acaba. Yo también “Me detengo en algún lado, esperándolos”
—CM (Traducción L. A. Ambroggio)
Question
Pregunta
En casi todas las copias de la primera edición del “Canto de mí mismo” (1855) falta el punto en el mero final del poema; sólo las primeras copias de la imprenta tenían el punto, y luego la pieza floja del logotipo se cayó. Durante un siglo y medio, los lectores creyeron que la ausencia de tal punto fue una omisión intencional por parte de Whitman. Si leemos el poema sin punto al final ¿cómo cambia eso nuestro modo de responder a las últimas palabras de Whitman?