Yo soy él trayendo ayuda a los enfermos mientras gimen en sus espaldas, Y a los hombres fuertes y sanos traigo ayuda aún más necesaria. Oí lo que fue dicho sobre el Universo, Lo oía, lo oía desde hace unos millares de años, No es muy malo para lo que es -- pero ¿es eso todo? Magnificando y aplicando vengo yo, Superando las ofertas de los viejos temerosos regatones, Tomando yo mismo las medidas exactas a Jehová, Litografiando a Cronos, a Zeus su hijo, y a Hércules su nieto, Comprando dibujos de Osiris, de Isis, de Belus, de Brahma, de Buda, En mi portafolio poniendo Manitou libre, Alá en una página, una estampa del crucifijo, Con Odin y Mexitli del rostro horroroso y cada ídolo e imágen, Tomando todos para lo que valen, ni un centavo más, Reconociendo que vivieron y que hicieron el trabajo de sus épocas, (Llevaron ácaros como los pájaros jóvenes que ahora tienen que erguirse, volar y cantar por su cuenta,) Acepto los deíficos bosquejos para refinar en mí mismo, regalándolos gratis a cada hombre y a cada mujer que yo veo, Descubriendo tanto, o más, en un constructor que construye una casa, Afirmando los valores más altos para él allá, con los brazos desnudos, dirigiendo su mazo y su cincel, No desdeñando ninguna revelación especial, considerando una espiral de humo o un vello del dorso de mi mano tan admirable como cualquiera revelación; Los bomberos jóvenes, enfocando las bombas o subiendo por sus escalas de cuerda, no me parecen inferiores a los dioses guerreros de la antigüedad, Concentrando en sus voces repicando entre la estrepitosa destrucción, Sus miembros fuertes pasando sobre las vigas quemadas, sus caras blancas, saliendo del incendio sanas y completas; La esposa del obrero, con su hijo en el regazo, intercediendo para todas personas; Tres guadañas que silban en fila, segando la cosecha, las mueven tres arcángeles fornidos, vestidos de labriegos; El caballerizo de salientes colmillos y cabello rojo redime pecados de ayer y de mañana, Vendiendo todo que tiene, viajando a pie para pagar a los defensores de su hermano acusado de estafa y con el cual se sienta en el banquillo, Lo que fue esparcido en la distribución más amplia por la vara cuadrada alrededor de mí, más nunca llenará esta vara cuadrada; El bicho y el buey no han recibido la mitad de la adoración que merecen; El estiércol y las inmundicias son más admirables de lo que fue soñado, Lo sobrenatural no importa, yo mismo esperando el momento para volverme un ser supremo; El día preparándose para mí, cuando yo haré tanto bien como los más grandes, en que los igualaré en maravilla, ¡Por mis bultos vitales! Llegando a ser ya un creador, Aquí y ahora me pongo a la acosada matriz de las sombras.
Afterword
Epílogo
Pero ¿es eso todo? La pregunta de Whitman en esta sección desencadena un catálogo de revelaciones divinas que, según su criterio, no pueden responder a cada interrogante sobre el universo, sin mencionar los interrogantes que nos conducen a las noches oscuras de nuestra alma. “Magnificando y aplicando vengo yo”, dice. Y lo que él magnifica, lo que se aplica a sí mismo, es lo cotidiano, los artífices y bomberos y la esposa del mecánico amamantando a su bebé. Él es el vehículo de las revelaciones que para el alerta están siempre disponibles –en “una espiral de humo o un vello del dorso de mi mano”, en bueyes y bichos y estiércol. Por nuestro interés él se pone en la “acosada matriz de las sombras” que continúa dando a luz a una visión más amplia del cosmos –una visión que nos invita a que la hagamos nuestra propia visión.
Venus y la luna nueva levantándose por encima de las montañas en el Yellow River, que corre verde en la provincia de Qinghai, en el oeste de China, paso un Templo budista al que he llegado con el corazón en las manos. En un extremo del complejo está una rueda dorada de oración, de seis pisos de altura, que hace girar turbinas accionadas por el río; en el otro extreme, poetas de todo el mundo toman sus asientos para una presentación de obras en Chino y Español. No podemos decir cuándo ni porqué ni cuándo el mundo comenzará a brillar en nuestra imaginación, pero éste es uno de esos momentos. Estoy pensando que Ezra Pound hubiese apreciado el sabor internacional de esta reunión. Él se describió a sí mismo como “el Walt Whitman que aprendió a vestirse de saco y corbata y una camisa de vestir (aunque a veces enemigo de ambas cosas)”. Y por toda esta tontería, que era considerable, dejó un manojo de poemas que han enriquecido mi vida, comenzando con sus traducciones de Li Po, el poeta de la dinastía de Tang cuyos versos están rumiando por mi cabeza, junto con el epitafio que Pound le dedicara: “Y Li Po también murió borracho/trató de abrazar a la luna/en el río Amarillo”. Bebo en este paisaje –el río, las formaciones de piedra, el cielo- como bebo en las obras de Li Po, Pound y Whitman, creyendo que los poetas que esperan fuera del escenario van a revelar esta verdad: “cada átomo que me pertenece también os pertenece a vosotros”.
—CM (Traducción L. A. Ambroggio)
Question
Pregunta
Robert G. Ingersoll, un agnóstico, reconocido comentarista Americano sobre religión en el siglo XIX, siempre admiró la obra de Whitman por su rechazo a aceptar cualquier credo religioso. “Whitman mantiene una casa abierta”, dijo Ingersoll, “Él es intelectualmente hospitalario. Extiende su mano a nuevas ideas. No acepta un credo porque está arrugado y viejo y tiene una gran barba blanca. Sabe que la hipocresía tiene un aspecto venerable, y que confía en apariencias y máscaras –en estupidez- y miedo. Pero Whitman, en sus últimos años, tenía una barba blanca grande y un aspecto venerable, y cierto número de sus seguidores pensó que una nueva religión, acaso a llamarse “Whitmanismo”, surgiría a partir de sus escritos y usaría Hojas de hierba como su libro sagrado. ¿Qué es lo que causa en la simultánea acogida y rechazo de todas las religiones que la cruzada espiritual de Whitman sea diferente de la de las religiones organizadas? ¿Dirías que Whitman es un poeta “religioso”? ¿Un poeta “espiritual”?