Ahora no haré nada sino escuchar, Para acrecentarle a este canto con lo que oiga; para permitir que los sonidos del mundo contribuyan a él. Oigo los bríos de los pájaros, el bullicio del trigo que se yergue, el cuchicheo de las llamas, el chasquido de los leños que cuecen mi comida; Oigo el sonido que amo, el sonido de la voz humana; Oigo todos ruidos marchandose juntos, mezclandose, fundidos o disgregados; Los ruidos de la ciudad y los ruidos afuera de la ciudad, los ruidos del día y de la noche; Muchachos habladores con aquellos que los aman, la alta risa de los trabajadores a la hora del yantar; El agrio bajo de la amistad deshecha, los tenues tonos de los enfermos; El juez con las manos agarradas a la mesa, sus labios pálidos pronunciando una sentencia de muerte; El <<¡Tirad!>> de los estibadores que descargan los barcos amarrados al muelle, el estribillo de los que levantan el ancla; El tañido de las campanas de alarma, el grito de <<¡Fuego!>>, el zumbido de las apuradas máquinas y de los carros de bomberos, con sus tintineos y sus luces de colores pidiendo paso; El silbato de vapor, la pesada rodadura del tren de vagones acercando; La marcha lenta tocada al frente de la asociación, sus miembros caminando de dos en dos, (Van a hacer guardia ante algún cadáver; hay negra muselina cubriendo las banderas.) Oigo el violoncelo, (es el lamento del corazón adolescente); Oigo el cornetín que mana rapidamente por mís oídos; Agita a mis entrañas y mi pecho con locas, dulces punzadas. Oigo el coro--es a una gran ópera; Ah esta es verdaderamente la música--a mí me gusta. Un tenor, fuerte y vivo como la creación, me rellena; La órbita flexible de su boca se desahoga, llenandome hasta arriba. Oigo la adiestrada «soprano» (¿Qué obra con la suya es ésta?) La orquesta me arrebata más allá de la órbita de Urano; Arranca de mí tantas ardores--no sabía que las tenía; Me hace volar sobre el mar cuyas ondas indolentes rozan mis pies desnudos; Me asaetea una granizada aguda y enfadada, pierdo la respiración, Sumergido en un baño de melado morfina, mi tráquea se estrangula en muerte simulada; Al fin, me siento libertado para sentir el enigma de los enigmas, Y lo que llamamos Ser.
Afterword
Epílogo
En el punto medio de este poema, este almanaque del yo, con el reconocimiento de los límites del escribir y el hablar ya detrás suyo y el futuro aún por determinar, Whitman decide “no hacer nada sino escuchar” y lo que escucha en el espacio en blanco entre la primera y la segunda estrofa son sonidos que contribuirán a lo que resta de su canto, comenzando con una alborotada expresión de júbilo –“ los bríos de los pájaros, el bullicio del trigo que se yergue, el cuchicheo de las llamas, el chasquido de los leños que cuecen mi comida”. Después viene una letanía de voces humanas, cada una de las cuales él llama, incluso la del juez “pronunciando una sentencia de muerte”. Especialmente el juez, la figura más vívida de esta sección, por cuanto cuando paramos para recobrar nuestro aliento, cuando realmente escuchamos el pulso de nuestras venas, podríamos oír cierta versión de su voz leyendo el veredicto que nos entregaron al nacer. ¿Hay acaso un modo mejor de acarrear nuestra sentencia común, aunque aún quede mucho tiempo, que el de escuchar su música, que se transfigura con el tiempo? Esto es lo que el poeta hace en su evocación de la ópera: como el cornetín “agita (sus) entrañas y pecho” y el tenor lo llena, y el soprano trabaja con la orquesta para arrancar ardores desconocidos de su alma. W. D. Snodgrass hizo una sugerencia incitante sobre el origen de la poética de Whitman: que en la conjunción de los diferentes ritmos de la opera y la danza del vientre, actuaciones que atendía tan frecuentemente como le era posible durante su residencia en Nueva Orleans, Whitman aprendió cómo transcribir la música de la creación y sentir “el enigma de los enigmas que llamamos Ser”. Ahora lo escucharemos en su totalidad.
—CM (Traducción L. A. Ambroggio)
Question
Pregunta
¿Cómo ha cambiado para ti durante los años el catálogo de sonidos que escuchas cada día? ¿Cuán importante es el coro cotidiano de sonidos para tu estado emocional? ¿Por qué?