Sol insolente, no tengo necesidad de tu resplandor--¡déjalo! Tú solo iluminas las superficies, yo fuerzo a las superficies y a las profundidades. ¡Tierra! parece que buscas algo de mis manos; Dime, viejo moño: ¿qué quieres de mí? Hombre o mujer, os diría cúanto os amo, mas no puedo; Y os diría lo que se esconde dentro de mí y lo que se esconde en vosotros, mas no puedo; Y os diría de mi angustia, este pulso de mis noches y mis días. Mirad, yo no doy conferencias ni pequeñas limosnas; Cuando doy, me doy yo mismo. Vosotros ahí, imponentes, doblados sobre las rodillas; Abrid vuestras empalmadas quijadas hasta que yo soplo coraje adentro, Extended las palmas y abrid las solapas de sus bolsillos; Yo no vengo a que me nieguen; yo obligo a todos; mi granero está henchido, Y todo lo que tengo, lo regalo. No os pregunto quién sois, a mí no me importa eso; No podéis ni ser ni hacer algo que yo no puedo envolver. Me inclino ante el forzado del campo de algodón y ante el que limpia las letrinas; En sus mejillas pongo el beso familiar; Por mi alma yo juro que jamás negaré a él. A las fecundas mujeres las siembro de bebés más grandes y ágiles; (Este día voy lanzando el chorro de repúblicas mucho más arrogantes.) A cualquiera persona que está muriendo, allá me apuro y retuerzo el pomo de la puerta, Tiro los cobertores al pie del lecho, Dejo que el médico y el sacerdote vuelvan a sus casas. Cojo entre mis brazos al moribundo y lo levanto con irresistible voluntad, ¡Oh desesperado, he aquí mi cuello, Por Dios, no morirás! suspéndete de mí, con todo tu peso. Te dilato con un soplo formidable, te aboyo, Todas las habitaciones de la casa yo lleno de fuerzas armadas, Amadores de mí, desconcertadores de las tumbas. Duerme -- yo y ellos te velaremos toda la noche, Ni la duda ni la muerte se atreverá a poner un solo dedo encima, Te he abrazado, y de hoy en adelante te poseo a mí mismo; Y cuando despiertes mañana, descubrirás que lo que te digo es la verdad.
Afterword
Epílogo
Lo que permanece sin decirse inflama la inspiración, según las leyes de la poesía. “Hombre o mujer, os diría cuánto os amo, mas no puedo”, escribe Whitman en esta sección. “Y os diría lo que se esconde dentro de mí y lo que se esconde en vosotros, mas no puedo/ Y os diría de mi angustia, este pulso de mis noches y mis días.” ¿De qué se trata? Los poetas están en el negocio de buscar palabras para describir la fuerza que anima las vidas íntimas de cada hombre y mujer. La reticencia de Whitman ante el misterio del deseo es intrigante: consciente de los límites del lenguaje, parece sugerir que el significado real de sus palabras, lo que dice entre líneas, en el espacio blanco, llegará a aclararse dentro de mucho tiempo, cuando su visión radicalmente inclusiva de la democracia haya sido traducida a muchos idiomas.
Entretanto él acoge a los peones del campo de algodón y a los que limpian las letrinas, y concibe niños capacitados para las “arrogantes repúblicas” y levanta al moribundo, velando a un hombre a lo largo de la noche. A él se le unen sus amantes, los “desconcertadores de las tumbas” que se alojan en la casa, como una milicia. (No se deja a nadie indefenso en el esquema de las cosas de Whitman). Y cuando el hombre se levanta en la mañana de su lecho de muerte el poeta le dice una verdad, que el lector no puede escuchar.
En el bosque en la zona del embalse, durante una tarde de mediados de invierno, encontré hojas caídas del invierno, árboles derribados por las tormentas primaverales, y parches de enlaces de la Reina Ana floreciendo a lo largo del sendero hacia el Puente. Me gusta posar bajo la sombra, donde las voces me llegan desde botes invisibles anclados justo afuera de la costa. Mis pensamientos se tornan de las complicaciones del trabajo y viajes hacia otras posibilidades, y ahora reconozco que el aliento y su pulso son los que configuran mi vida y mi escritura. Henry Miller calificó a Whitman como aquel “jeroglífico rudo” que supongo significa el decorador de los signos de lo que fuera lo más antiguo en nuestros cuerpos y almas –y de lo que está siempre más allá de nuestro campo de visión. Una voz llama desde el agua, otra responde, y desde lejos se alza una sonrisa.
—CM (Traducción L. A. Ambroggio)
Question
Pregunta
Whitman a veces parece que recurre a épicas del folklore antiguo y cuentos increíbles para crear el poder enorme de su “Yo”. Davy Crockett, uno de los héroes de la Revolución de Tejas y un hombre conocido como “el Rey de la frontera salvaje” tenía muchos cuentos increíbles que se contaban acerca de sus proezas. Una leyenda parece estar relacionada con el “Canto de mí mismo”. “Una mañana de Enero –relata Crockett- estaba tan jodidamente frío que los árboles del bosque estaban tiesos y no se podían sacudir, y el mismo amanecer se congeló rápidamente mientras trataba de iluminarse…Bueno, después de que había caminado por unos veinte minutos hacia el pico O’Day
(Oh día) y a la Montaña del Amanecer pronto descubrí lo que le hace Guerra a lo material. Actualmente la tierra se había congelado rápidamente en sus ejes, y no podía darse vuelta, el sol se había atascado entre dos tortas de hielo bajo las ruedas, y allí había tratado de brillar y liberarse hasta que se congeló rápidamente en su sudor frio. C-r-e-a-c-i-ó-n, pensé yo, éste es el tipo más difícil de suspenso y no debe ser soportada. Algo debe hacerse o la creación humana se acabó… Saqué de mi espalda a un oso fresco con 24 libras que había recogido en el camino, y golpeo al animal contra el hielo hasta que el aceite caliente empezó a cubrirlo por todos los lados. Entonces lo tomé y sostuve sobre los ejes de la tierra y lo exprimí hasta que lo derritiera, derramando una tonelada sobre la cara del sol, le di al eslabón de la cadena de la rueda de la tierra una patada hasta que aflojé al sol –tarareando “Empuje”, siga moviéndose “Yo” y en unos quince segundos la tierra produjo un gruñido y comenzó a moverse. El sol se despertó hermoso, saludándome con tal viento de agradecimiento que me hizo estornudar. Yo encendí mi pipa con la llama de su nudo tope, puse en mis hombros al oso y caminé para mi casa, presentando a las personas a la luz del día fresco con un pedazo de amanecer en mi bolsillo.”
En este cuento increíble, comprendemos el modo cómo Crockett maneja al sol y el obtener una chispa del “nudo superior” del sol (un término para referirse a un nudo decorativo de cintas o a un mechón de cabellos en el tope de la cabeza de uno). Whitman, también, parece estar manejando al sol en los versos iniciales e interactuando con la tierra, a la que el poeta llama el Viejo “nudo tope” (un término cósmico utilizado una vez para referirse a los Indios Americanos, algunos de los cuales llevaban sus cabellos en nudos). ¿Cuál es el efecto del hecho de que Whitman incluya cuentos increíbles en su poesía? ¿Es esta sección cómica por su bravuconada, su reclamo hiperbólico de poder? ¿O es que los elementos cómicos ayudan a sostener la seriedad de la declaración del poeta de interpenetrar el poder?