¡Oh abarcamiento de la juventud! ¡Siempre estirada elasticidad! Oh virilidad -- equilibrada, florecida y plenaria. Mis amantes me sofocan, Agolpándose sobre mis labios; engrosados en los poros de mi piel; Chocándome en las calles y en los salones públicos, visitándome desnudos por la noche, Durante el día gritando ¡Ah del barco! desde las rocas del río, cerniendose y piando sobre mi cabeza, Llamando mi nombre desde los cuadros de jardín, las viñas, la espesura de arbustos; Tocando todos los momentos de mi existencia, Besando a mi cuerpo con suaves besos balsámicos, Se arrancan sus corazones silenciosamente a puñados para ofrecérmelos. ¡Senectud, magníficamente saliendo! ¡Oh bienvenidos, inefable gracia de los días agonizantes! Todas las condiciones promulgan lo que son y cuanto crece después y fuera de ellas, Y tanto como ellas promulga el oscuro silencio. Abro en la noche mi escotillón y veo los sistemas esparcidos en el infinito, Y todo cuanto veo, multiplicado tantas veces como puedo calcular, ocupa el mero borde de los sistemas más lejanos. Más ancho y más ancho se extienden, ampliando, siempre ampliando, Más allá y más allá y para siempre más allá. Mi sol tiene su sol, a cuyo alrededor gira dócilmente; Une con sus camaradas, hacen en un grupo de un círculo superior, Y mayores sistemas siguen, haciendo pequeñas manchas de los astros más grandes que contienen; No hay interrupción y nunca puede haber interrupción, Si yo, tú, y los mundos y cuanto existe dentro y sobre ellos quedáramos reducidos este momento a una pálida mota, eso no tendría importancia a la larga; Volveríamos seguramente a nuestro estado actual, E iríamos seguramente a tantas lejanías más, y después más lejos y más lejos. Unos pocos cuadrillones de edades, unos pocos octillones de leguas cúbicas, no molestan al sol ni lo inquietan, Siendo sólo unas partes; cualquier cosa es sólo una parte. Ved tan lejos cómo podáis, más allá está espacio sin limites; Contad a tal cantidad cómo podáis, alrededor está el tiempo sin limites. Tengo hecha una cita, está seguro; Dios estará allí y esperará hasta que yo llegue en términos perfectos; El gran Camarada, el amante verdadero para quién añoro estará allí.
Afterword
Epílogo
El tiempo y el espacio se expanden y colapsan en el acto del amor; la única constante en el período de una hora, una vida, una era, es la ley de la atracción, a la que todas las cosas obedecen, el arco del deseo, en el que en diferentes puntos la historia y la geografía se unen y luego se separan: el tema secreto de la poesía. En esta sección Whitman traza este arco a través de su experiencia –amantes sofocándolo, llamándolo como pájaros, “iluminando cada momento de su vida” desde la juventud hasta la vejez y más allá; en su visión de un universo expansivo de forma interminable, las estrellas que ve desde una ventana en su techo son “el mero borde de los sistemas más lejanos” que él ya habita.
Y también nosotros. Con nuestra primera insinuación del “oscuro silencio”, el vacío, nosotros realizamos el aprendizaje de la lógica de un cosmos que no entendemos. Así cuando era niño, desde la ventana del comedor de la casa de mis abuelos en Maryland, yo miraba el estacionamiento llenarse de pacientes llegando para sus citas de la tarde. Mi abuelo, un doctor de campo abandonaba la mesa antes del postre para ir a su oficina en el sótano, y aunque yo no era consciente del dolor de los hombres, mujeres y niños en la sala de espera, yo sentía un cierto miedo de subir por las escaleras que nunca me abandona. Mi abuelo, al volver luego de muchas horas, se sentaba en la cocina a comer queso y galletas saladas, hablando sobre las personas que había curado: historias que llegaron a ser para mí un sostén contra el terror.
Tales historias “son sólo partes”, diría Whitman, dado que “cada cosa es sólo una parte”. Yo quiero creer que en la vida después de la muerte, que para el poeta se ubica en el presente eterno, el Señor y “el amante verdadero a quien añoro estará allí”. Espero que el caso sea que “no hay interrupción y nunca puede haber interrupción”, desde la elasticidad de la juventud a la vejez, crezca en nuestros cuerpos, como savia, antes de la “gracia inefable” del final; el que yace frente nuestro existe en el aquí y ahora del espacio y tiempo sin límites. Esto es donde esperaré, estoy esperando, siempre he esperado, por ti.
—CM (Traducción L. A. Ambroggio)
Question
Pregunta
En esta sección, Whitman se refiere a su “juventud” como “¡siempre estirada elasticidad!” ¿Cómo es elástica la juventud? ¿Cuáles son las implicaciones de la imagen de Whitman aquí?