The left half of a 1872 stereo-view of Whitman (photo F. Pearsall). Later used as a frontispiece of the collection Two Rivulets,"an experiment in typography and genre."
The left half of a 1872 stereo-view of Whitman (photo F. Pearsall). Later used as a frontispiece of the collection Two Rivulets,"an experiment in typography and genre."

Sección 21

Hay varios lugares en los cuadernos de Whitman de los años 1850 en los que podemos ya vislumbrar las inquietudes originales del “Canto de mí mismo”. Un lugar particularmente llamativo es el así llamado cuaderno de Talbot Wilson, donde Whitman inscribe con dudas un modo totalmente nuevo de hablar.  Irrumpiendo en el tipo de versos libres en el que moldeará Hojas de hierba, ofrece allí una tentativa salvaje de dar voz al rango completo de los egos en su nación contradictoria. “Yo soy el poeta de los esclavos y de los amos de los esclavos”, escribe; “Soy el poeta del Cuerpo y soy …”.Whitman adopta una pausa en este momento y luego comienza de nuevo “Soy el poeta del Cuerpo y soy el poeta del Alma/Voy con los esclavos de la tierra al igual que con los amos/Y yo me voy a ubicar entre los amos y los esclavos/Entrando en ambos así los dos me entenderán por igual”. Este momento originante asombroso de Hojas de hierba revela que en su inicio Hojas de hierba  no era una obra abolicionista, por lo menos en el sentido convencional del término, por cuanto en obras abolicionistas al esclavo se lo enfrenta al demoníaco amo de los esclavos, y se intensificaban las dicotomías sin solución de la nación. Whitman, en cambio, ensaya una voz que reconcilia las dicotomías, una voz lo suficientemente inclusiva que le permita hablar por el esclavo y por el amo de los esclavos o que negocia la distancia entre ambos. 
 
Este es el principio del intento de Whitman por llegar a ser esa imposible voz americana  representantiva –voz completamente representativa- que  no habla por partidos o facciones sino por cada uno en la nación, una voz lo suficientemente fluida como para habitar y representar las subjetividades de todos los individuos en la cultura. De esta manera en estas notas tempranas identifica los polos de la posibilidad humana –el spectrum que su capacitada voz poética deberá cubrir- como se le presentaba a él en la mitad del siglo XIX: de esclavos a amos de esclavos. Su percepción inicial tenía que ver con una creencia en el hecho de que cada uno y todos los individuos democráticos, era vasto y contradictorio, tan variado como la misma nación, y que entonces el poeta debía despertar a la nación para sacar a los americanos de su letargia de discriminación y jerarquía al entender que dentro de sí mismos ellos contenían potencialmente –de hecho eran potencialmente- cada uno de los otros. El fin de la esclavitud vendría, Whitman creía, cuando el dueño del esclavo y el esclavo pudieran ser representados por la misma voz, pudiéndose ambos escuchar como presentes en el “Yo” y el “Tú” del poeta democrático, cuando el amo del esclavo pudiera experimentar al esclavo potencial dentro de sí mismo y el esclavo conociese al amo del esclavo dentro de sí mismo, momento de iluminación en que la esclavitud terminaría. Sin embargo, cuando Whitman puso esta voz por escrito por primera vez en 1855, la nación estaba a sólo cinco años de descubrir que las fuerzas de la división y violencia subyugarían completamente las esperanzas desvanecientes de unidad y de superación de las diferencias.

Es un pasaje poderoso, pero lo que es quizás más llamativo en todo esto es el hecho de que Whitman lo saca de la primera parte de su cuaderno, trazando una diagonal a través, y que las únicas líneas del fragmento que finalmente llegan a ser parte del “Canto de mí mismo” son “Soy el poeta del Cuerpo y soy el poeta del Alma.” La evocación radical de Whitman de una unión entre esclavo y amo de esclavo ha sido borrada, aunque parece ser la fuente misma de la declaración clave de “Canto de mí mismo”. Es como si al reclamar el poder de dar voz a las posiciones extremas del sujeto de la sociedad americana –el esclavo y el amo del esclavo, negro y blanco- de algún modo le abrió la puerta para hablar de ambos el cuerpo y el alma con una sola voz unificadora. Whtiman aprendió originalmente a absorber dicotomías confrontando y hablando sobre la bifurcación más problemática de América: negro y blanco. Así la atormentada historia racial de América se encuentra en la concepción misma del “Canto de mí mismo”, y aquí le permite colapsar todas las otras distinciones –cielo e infierno, hombre y mujer- que dividen y clasifican a los humanos. Y este sentido místico del yo más grande que todos los atentados de dividirlo lo libera al poeta para “dilatar”, ampliarse hasta el punto de poderse imaginar haciendo el amor con todo el mundo, la tierra y el mar y la noche que los contiene. Una vez liberado de las viejas discriminaciones, nada resulta demasiado grande para los deseos “indecibles apasionados” de este poeta democrático

—EF (Traducción L. A. Ambroggio)

Soy el poeta del Cuerpo y soy el poeta del Alma;
Los placeres del Cielo me acompañan y las torturas del Infierno me acompañan;
Los primeros yo injerto y multiplico en mí; los segundos los traduzco en una 
lengua nueva.

Soy el poeta de la mujer tanto como el poeta del hombre,
Y digo que es tan grande ser una mujer como ser un hombre,
Y digo que nada hay más grande que la madre de los hombres.

Yo canto el canto de la efusión y del orgullo;
De suplicacón y deprecación ya hemos tenido bastante;
Muestro que la grandeza no es sino desarrollo.

¿Habéis sobrepujado a los demás? ¿Sois el Presidente?
Es una bagatela; cada cual debe ir más allá de eso, y avanzar siempre.

Soy el que camina con la dulce y creciente noche;
Llamo a la tierra y al mar semienvueltos por la noche.

¡Ciñete a mí, noche de desnudos senos--noche magnética y nutricia! 
¡Noche de vientos del Sur--noche de los astros, pocos y grandes!
Silenciosa noche, cabeceando--loca, desnuda noche estival.

¡Sonríe, tierra voluptuosa de frescos hálitos!
¡Tierra de los árboles adormecidos y líquidos!
¡Tierra de la despedida puesta del sol--tierra de cumbres neblinosas!
¡Tierra de la vítrea cascada tenuemente azulada del plenilunio!
¡Tierra de rayos y sombras, abigarrando a las ondas del río!
¡Tierra del gris límpido de las nubes, más brillante y claro por mí!
¡Tierra volante, de codos amplios; tierra fértil de flores del manzano!
Sonríe, pues tu amante viene.

Pródiga, me has dado el amor--¡Por eso yo te doy el amor!
Oh amor indecible, apasionado.

Afterword

Epílogo

El poeta del cuerpo, aclamado en la sección previa como “ansioso, grosero, místico, rudo”, ahora se propone “traducir a una nueva lengua” no sólo los placeres y dolores de la ultratumba sino también la experiencia y sabiduría de mujeres y hombres. El tema es la unión –de amantes, de la tierra y el mar, de la oscuridad y la luz- y en el polo magnético de este poema la atracción lo es todo. La noche se acerca, alimentando la imaginación y la tierra soñolienta se debilita para clarificarle al poeta la idea de que vamos en una carrera no contra el tiempo sino hacia el reconocimiento de que vivimos en un presente eterno, en el que una cosa llama a la otra. No hay ganadores ni perdedores en este revoltijo de actividades, esta unión de parecido y no parecido, solo incremento y afecto. Cada uno va a llegar a la meta, que también es el comienzo, en el momento que le corresponda –que es ahora.

Traigamos a colación el Hijo Pródigo, en una inversión de la parábola del Nuevo Testamento;  él confiere su amor en el poeta que se parece a Dios, quien a su vez responde con su “indecible, apasionado amor” recordándonos que en la concepción de Whitman del universo nada está prohibido –incluso en ediciones posteriores  del poema él sacó el pareado explícito con que concluía la primera version: “El que empuja me tiene apretado y yo lo aprieto/Nos herimos uno al otro como el novio y la novia se hieren uno al otro” . Este conocimiento doloroso es el prerrequisito para que el poeta llegue a ser un navío de aquí a tres secciones, de todas las “largas tontas voces” del pasado, presente y futuro, que va a llamar al escenario de su imaginación poética- y que con el tiempo serán nuestras. Escuchen.

—CM (Traducción L. A. Ambroggio)

Question

Pregunta

¿Qué quiere decir Whitman cuando escribe: “Muestro que la grandeza no es sino desarrollo”? En esta sección el poeta quiere “dilatar”, expandir, hasta ser  lo suficientemente grande para imaginarse a la tierra misma como amante. ¿Qué implica el que se necesite un “desarrollo” al para que esta dilatación del yo tenga lugar?  ¿Ayuda el saber que “desarrollar” proviene de raíces etimológicas que significan “descubrir”, “desenvolver”, “revelar”?