Prefacio

Whitman in a striped shirt.  (Photo F. Pearsall, mid-1870s.)  Half of a stereoview.
Whitman in a striped shirt.  (Photo F. Pearsall, mid-1870s.)  Half of a stereoview.

Sección 23

Al contemplar Whitman el modo de cómo el Tiempo continúa desarrollándose en un momento presente en continua renovación, también piensa cómo el lenguaje mismo se desarrolla a través del tiempo, desde las primeras expresiones imitativas a través de las toscas lenguas Indo-Europeas hasta las series interminables de cambios,  mezclas y préstamos de vocales y consonantes que se han convertido en conjunto siempre cambiante de idiomas que ahora reconocemos y hablamos. Él es consciente de que cuando habla inglés americano en medio del siglo XIX, de hecho está hablando una mezcla maravillosa de idiomas. Hoy, nosotros  estamos acostumbrados a la idea de etimologías –la historia de cada palabra que hablamos, fácilmente disponible en diccionarios –y cómo nuestras palabras se hacen eco de raíces griegas y latinas y anglo-sajonas y sánscritas, pero para Whitman la etimología era una de esas nuevas ciencias explosivas que estaban cambiando el modo cómo los seres humanos miraban al pasado, y algunos de los primeros diccionarios que contenían etimologías fueron publicados durante su vida. De allí que él incluye al lexicógrafo –el compilador de los diccionarios- como uno de los científicos que él celebra por traerle al poeta hechos “útiles” que él pueda transformar de una verdad seca a una aguda percepción poética. También incluye a los lingüistas que hicieron “una gramática de los antiguos jeroglíficos” –esos tallados jeroglíficos en los monumentos egipcios que proveyeron la clave para descifrar el idioma egipcio y les dio a los seres humanos del siglo XIX acceso a una cultura que, de otro modo, se hubiera perdido con el tiempo.

Estos científicos de la palabra se unen a los químicos y geólogos y matemáticos y todos los otros científicos cuyo trabajo consistía en explotar y abrir el tiempo y el espacio, tornando un universo pequeño centrado en la tierra creada por Dios hacía unos cuantos miles  de años en un cosmos grandioso con decenas de billones de galaxias creadas por una “gran explosión (big bang)”  hace quince billones de años. De repente, la ciencia ha creado tiempo y espacio suficientes como para que ocurran milagros –la formación de las estrellas y los sistemas solares y la tierra misma, la lenta e inexorable evolución de la vida en formas interminables que eventualmente terminaron en seres humanos y en este poeta, escritor de estas palabras, que leemos nosotros (un resultado también de la actual réplica de aquella explosión de hace quince billones de años). Así este poeta va a “aceptar la Realidad y no se atreve a discutirla”  y va a “aceptar absolutamente al Tiempo”, dado que sabe que Tiempo y Realidad están impregnados de “Materialismo”, definido en el Diccionario que Whitman utilizaba como la doctrina de que el alma humana no es “una sustancia espiritual distinta de la material, sino más bien es el resultado o efecto de la organización de la materia en el cuerpo”. La Realidad es el modo cómo los átomos del universo están organizados y reorganizados a través del tiempo y el Tiempo “completa todo” dice Whitman porque lo contiene a todo, acepta todo, no rechaza nada. Dado un espacio infinito y un tiempo interminable, lo posible se convierte en probable, lo probable se convierte en hecho, todo sucede y nada queda excluido. Los patrones llegan a ser esclavos, los esclavos llegan a ser patrones, los reyes llegan a ser indigentes, los indigentes llegan a ser reyes.

De manera que las palabras de Whitman no son los “recordatorios” de las “propiedades” que tienen o poseen hoy las personas o los países, porque el Tiempo cambiará todo eso. Sus palabras en cambio se dedican a “evocar la vida nunca contada, y la libertad, la extracción;” porque –dado el Tiempo y dado el Espacio- todo lo que está encarcelado será sacado. Sus palabras están dedicadas no a lo que parece estar congelado en el tiempo sino a lo que parece ser siempre posible en la maleable Realidad siempre cambiante que el Tiempo garantiza. Él está dedicado a las historias aún no escritas de la democracia por venir, no a las historias que han ocurrido ya. Así su poesía está dedicada no a los eunucos y castrados, “aquellos que no pueden generar una vida nueva y corriente, sino a los hombres y mujeres “completamente equipados” para producir nuevas generaciones (y nuevas ideas) que continuamente  “se confabulan y conspiran” para deshacer lo que en el momento pudiera parecer permanente e incambiable. Whitman se las sabe, los “tambores de la rebelión” son los propios sonidos del Tiempo, manteniendo siempre a la Realidad en un estado impredecible de cambio.  Ésta es la percepción que las nuevas ciencias le han traído, y se ha propuesto traducir esas percepciones nuevas en  “una palabra de lo moderno”, y esa palabra es “En-Masse”, el conocimiento y fe que el alma viviente del universo opera a través de la masa, de los cuerpos, de los materiales que continuamente cambian (cada átomo que me pertenece a mí también te pertenece a ti). Los “tambores de la rebelión” suenan siempre a través del tiempo, llamando a los cuerpos a alzarse masivamente para continuar deshaciendo las formas opresivas del presente.

—EF (Traducción L. A. Ambroggio)

¡Desenvolvimiento infinito de las palabras de los edades!
Y la mía: una palabra de lo moderno, la palabra En-Masse.

Una palabra de la fe nunca impedida;
Aquí o en el porvenir me es indiferente, acepto absolutamente al Tiempo.

Él solo es sin defecto, él solo redondea y completa todo;
Esta desconcertante y mística maravilla sólo lo completa todo.

Acepto la Realidad y no me atrevo a discutirla;
El materialismo, al comienzo y al fin imbuyendo.

¡Hurra la ciencia positiva! ¡Viva la demostración exacta!
Que traigan ramas de pino, mezclado con cedro y floridas lilas;
He aquí el lexicógrafo, he aquí el químico; éste hizo un método gramático de las 
antiguas jeroglíficos;
Estos marinos guiaron el nave a través de peligrosos mares desconocidos.
Éste es el geólogo, éste maneja el escalpelo, y éste es matemático.

¡Señores míos, los primeros honores os corresponden siempre!
Los hechos que citáis son útiles; sin embargo, no son mi habitación,
Mediante ellos no hago más que entrar en una parte de mi habitación.

Las palabras de mis poemas no evocan las propiedades reconocidas de las cosas,
Mas evocan la vida nunca contada, y la libertad, la extracción;
Y no se preocupan de los eunucos y castrados, y favorecen a los hombres y a las 
mujeres con apetitos potentes;
Y redoblan los tambores de la rebelión, y se unen a los fugitivos, y a los que se
confabulan y conspiran.

Afterword

Epílogo

¿Dónde está el lugar en el que habita Whitman -en el idioma? ¿En los hechos de las ciencias nuevas que redefinen nuestra relación no sólo con la Realidad sino con el Tiempo? ¿En las historias y reflexiones, formas individuales y colectivas de pena y amor que gobiernan la “vida no contada”? El idioma tiene una vida propia – El “¡ Desenvolvimiento infinito de las palabras de las edades!” que es relatado por este poeta, cuyas cadencias y acuñación, imaginario e inflexiones, en homenaje a la “fe nunca impedida”, los absolutos de Tiempo y Realidad, están siempre apuntando a la “desconcertante y mística maravilla” en el corazón de la existencia.

Whitman alaba el espíritu de experimentación, formulando y comprobando hipótesis; le da la bienvenida a los descubrimientos de lexicógrafos, químicos, geólogos y matemáticos, se identifica con marinos navegando en aguas peligrosas. Pero su corazón está con los marginados –los esclavos y fugitivos y confabuladores de rebeliones, animados hombres y mujeres determinados a asegurarse su libertad a todo costo. En la puerta de su área de vivir “redoblan los tambores de la rebelión”, que puede ser una sola palabra hablada o cantada en el momento adecuado con el correcto tono de voz.

Por ejemplo, cartuchos se definieron en la edición anotada de Robert Hass y Paul Ebenkamp del “Canto de mí mismo” como “las sortijas utilizadas en los escritos jeroglíficos que realzaban los caracteres de un nombre real o divino”.  Señalan que el estudio de los cartuchos “condujo a descifrar los jeroglíficos…(que fue) uno de los logros intelectuales de la época”; en esta sección de “Canto de mí mismo”, uno de los logros poéticos de la época, Whitman admite que está creando un sistema poético de signos y recordatorios democráticos, otro orden de jeroglíficos, que cada generación de lectores, en América y el exterior, va a decodificar a su manera. Sus palabras, que hablan de “la libertad, la extracción” deben ser reinterpretadas nuevamente, ser sondeadas lengua con lengua –una forma de llamada y respuesta que marcan las coordenadas de un espacio en el que todos podemos vivir juntos. 

—CM (Traducción L. A. Ambroggio)

Question

Pregunta

Nosotros usualmente pensamos sobre el Modernismo como una larga batalla entre lo que C.P. Snow en los años 1950 llamó las “dos culturas” –las ciencias y las humanidades, cada una con diferentes metodologías y diferentes vocabularios que han obstaculizado una comunicación real entre ellas. Whitman, cien años antes, parece demostrar un modo por el cual las dos culturas se puedan aunar. El humanista tomaría los nuevos descubrimientos del científico y los convertiría en un significativo mensaje humano. Por eso Whitman grita “¡Hurra a la ciencia positiva!”. ¿Los poetas en tu cultura han seguido el liderazgo de Whitman, o se han retirado de los descubrimientos y logros científicos? ¿Qué poetas aceptan el descubrimiento científico y lo poetizan? ¿Cuánto éxito han tenido?