Prefacio

Photo A. Gardner, 1863.  According to Whitman, "the best picture of all...".

Sección 7

La sección 7 comienza con uno de los más audaces alardes de Whitman: si uno piensa “que nacer era una buena ventura” entonces rápidamente nos notifica “que morir es tan venturoso y yo lo sé” ¿Cómo sabe que es venturoso el morir? Ya a este punto en el poema, Whitman nos ha convencido de que estos átomos que nos pertenecen, nos configuran, no se originaron en nosotros sino que de hecho han estado circulando a través del universo desde el principio de los tiempos y circularán hasta el fin de los mismos. Todos nosotros somos, como dirá luego en el poema, “las partidas de muchas muertes”, como somos las semillas de muchos nacimientos. Cada uno de nosotros literalmente está hecho de materia “muerta”, de los átomos de vidas previas que han sido recicladas para producirnos. Y mientras vamos atravesando la vida, nunca estamos “contenidos por completo entre nuestros zapatos y nuestros sombreros”, somos en cambio físicamente un dinámico y cambiante grupo de átomos y mentalmente un dinámico y cambiante grupo de percepciones. Al “examinar” la “multitud de objetos a nuestro alrededor, las siempre cambiantes escenas y sonidos que absorben nuestros sentidos, continuamente nos convertimos en una persona en continuo cambio, “inmortal e insondable”. No existe un final, sugiere Whitman, para la vida en marcha que continúa produciendo nuevos cuerpos –nuevos ojos y nuevos oídos- que van a absorber para siempre el caledoscopio de sensaciones a nuestro alrededor. Y ¿cómo podemos alguna vez probar las profundidades de los océanos de la experiencia que nuestros sentidos nos traen a cada uno de nosotros, en cada día y cada minuto de nuestras vidas?

Incluso cuando formula lo que suena como una afirmación discriminatoria (“cada especie para sí”), esa afirmación inmediatamente se irradia como una especie de amor indiscriminado. ¿Qué es, después de todo, la “especie” de uno? Para Whitamn su especie incluye “macho y hembra”, “los niños y los que engendran a los niños” porque todos son necesarios para la vida en marcha de la que somos su parte inmortal la vida que sólo nosotros que vivimos en la  experiencia presente, como la que experimentaron  aquellos que vivieron en el pasado y la que experimentarán los que vivan en el futuro. De manera que ahora Whitman expide su primer mandamiento exclamatorio “¡Desnúdate!” Como un proto-superman con una visión de rayos X, nos dice lo que ve a través de cualquier disfraz que le pongamos a nuestro cuerpo. Después de todo, la gran cosa democrática que conocemos es que todos tenemos un cuerpo, experimentamos el cuerpo solamente en y a través de nuestros cuerpos. Y nuestros ojos y oídos, nuestras lenguas y nariz, y huellas digitales, siempre están hambrientas de sensaciones. Whitman nos mira y, dado que él tiene un cuerpo también, mira el nuestro y sabe cómo es. El poema en esta coyuntura llega hasta nosotros, nos agarra, nos reclama y “no se puede despedir”.

—EF (Traducción L. A. Ambroggio)

¿Alguien ha pensado que nacer era una buena ventura?
Me apresuro a manifestarle que morir es tan venturoso, y yo lo sé.

Yo paso la muerte con los moribundos y el nacimiento con el niño limpiado por 
primera vez, y no estoy contenido por completo entre mis zapatos y mi sombrero;
Examino una multiplicidad de objetos; no existen dos iguales, y cada cual es 
bueno.
Buenos son la Tierra y los astros, y cuanto les acompaña es bueno.

Yo no soy una tierra ni el accesorio de una tierra,
Soy el camarada de las gentes todas, tan inmortales e insondables como yo,
(Ellos no saben la profundidad de su inmortalidad, pero yo la sé.)

Cada especie para sí y los suyos; para mí lo macho y la hembra,
Para mí los que han sido muchachos encantados con las mujeres,
Para mí el hombre orgulloso que se aíra ante el desprecio,
Para mí la novia y la solterona, para mí las madres y las madres de las madres,
Para mí los labios que han sonreído, ojos que han llorado,
Para mí los niños y los que engendran a los niños.

¡Desnúdate! No eres culpable en mis ojos, ni estás marchita ni repudiada por 
ninguno,
Te veo a través del fino o del burdo refajo,
Y espero acerca de tí, tenaz, empeñoso, curioso, incansable, y no me puedes 
despedir.

Afterword

La conjunción de “inmortal” e “insondable” en la sección 7 marca un giro crítico en “Canto de mí mismo”.  Whitman, el visionario, proclama los límites de su sabiduría, que son las profundidades del alma del individuo. Sabe lo que no puede ser medido –los secretos de una vida, las fuerzas inescrutables que lo guían a uno a tomar un sendero en vez de otro, los movimientos del deseo, los requisitos de la comunidad, los escrúpulos del inconsciente, las corrientes inexploradas, instintos, ideas, imperativos de -¿qué? Es imposible  trazar un plano del terreno tradicionalmente reservado para Dios, y, sin embargo, el poeta registra las voces que susurran en la oscuridad, suposiciones de lo que se omitió en la confesión, .ofrece hosannas para los vivos y los muertos. En la dispensación democrática de Whitman, todo se reconoce, se absorbe y se absuelve. 

De allí los diferentes niveles de dicción y registros de tono que se restriegan uno contra el otro formando un acorde musical en el que se resuelven lenguajes múltiples (léase vidas). “Cada especie por sí misma”.  Nótese cómo se desliza en el segundo verso desde un burocrático “Me apresuro a manifestarle” a un coloquial “es tan venturoso”, el legalismo dando paso a la sabiduría de la calle –y las edades.  “Desnúdate” ordena,  “No eres culpable en mis ojos”.  Por esto los ve a todos y los perdona a todos, incluso a aquel que lo avistó (en un momento aparentemente autobiográfico), “pareja y compañero” de cada uno, macho y hembra, hermano y hermana, amante y madre, “y las madres de las madres”. Puede no saber lo que reside en el corazón del otro, pero creerá en él de la misma manera.  

—CM (Traducción L. A. Ambroggio)

Question

Cuando Whitman nos dice que es “tenaz, empeñoso, curioso, incansable, y no se lo puede despedir”, suena bastante  en cierto sentido como una peste, como algo que no cesa de  molestarnos. Y cuando nos dice que puede “mirar a través” de nuestra vestimenta, suena como un mirón. ¿Por qué se autorretrata Whitman de este modo? ¿Cómo reaccionas ante un poema que hace este tipo de reclamos sobre ti?