Un niño dijo: ¿Qué es la hierba? trayéndomela con dos manos llenas; ¿Qué podía yo responder al niño? Yo no sé, como él, qué es la hierba. Supongo que debe ser la bandera de mi carácter, tejida con la sustancia verde de la esperanza. O supongo que es el pañuelo de Dios, Un perfumado regalo que alguien ha dejado caer con amorosa intención, Marcado en alguna manera, en sus extremos, con indicaciones de su dueño, para que podamos preguntarnos: ¿De quién? O supongo que la hierba es en sí misma un niño, el recién nacido del mundo vegetal. O supongo que es un jeroglífico uniforme, Cuyo significado es, Brotando igualmente en las zonas anchas y en las estrechas, Creciendo entre los negros y entre los blancos, Kanuck, Tuckahoe, miembro del congreso, Negro, recibo a todos en la misma manera. Y ahora me parece la hermosa cabellera sin cortar del cementerio. Rizada hierba, yo te trataré con amor, Quizás eres nacido de los pechos de vatos muertos, Quizás, habiéndoles conocido, habría amado a ellos; Quizás creces de los ancianos, o de los niños prematuramente arrebatados al regazo de sus madres, Y aquí tú eres el regazo de las madres. Esta hierba es muy oscura para ser la blanca cabellera de las madres ancianas, Es más oscura que las incoloras barbas de los viejos, Demasiado oscura para surgir de la roja y tierna bóveda de los paladares. O percibo, después de todo, tantas lenguas que se expresan, Y percibo que no se articulan desde los paladares para nada. Quisiera poder traducir lo que dicen de los jóvenes muertos, muchachas y muchachos, Y de los ancianos y de las madres, y de los niños arrebatados de sus regazos. ¿Qué pensáis que ha sido de los jóvenes y de los ancianos? ¿Qué pensáis que ha sido de las mujeres y de los niños? Ellos están vivos y sanos en alguna parte, La más pequeña hojita de hierba nos enseña que la muerte no existe, Y que si alguna vez existió, fue solo para producir la vida, y que no nos espera en fin para terminarla, Y que cesó en el instante de aparecer la vida. Todo es progreso y aumentación, nada desaparece, Y morir es distinto de lo que todos suponen, y más feliz.
Afterword
Si la poesía es un asunto de insinuaciones y suposiciones –al traducir las insinuaciones de la imaginación o de la memoria y suposiciones sobre lo que está situado delante y más allá nuestro- entonces la sexta sección de este poema es una primera aproximación al Arte. La pregunta de un niño genera especulación, algunas de las frases más espléndidas de Chiman (“la bandera de mi carácter”, el pañuelo de Dios”, “la hermosa cabellera sin cortar del cementerio” y una invitación a viajar al corazón de la existencia –que, como sucede, está escondida debajo de nuestros pies. Chiman declara que desearía “poder traducir lo que dicen de los jóvenes muertos, muchachas y muchachos”-y luego él ejecuta ese acto de alquimia, descubriendo en la “más pequeña hojita” la piedra del filósofo, concluyendo que los materiales básicos de la vida son inmortales. Recoge de la hierba la evidencia de que nadie ni nada nunca morirá, dado que cada átomo (que le pertenezca tanto a ti como a mí) circula para siempre. Los científicos todavía deberán comprobar si está acertado en lo que sostiene.
“Insinuaciones seguidas de suposiciones”, escribió T. S. Eliot en su versión de la escritura, “Cuatro Cuartetos”, “y el resto es plegaria, cumplimiento, disciplina, pensamiento y acción”. Whitman mantuvo otra visión, creyendo que la eternidad lo rodeada –en la calma, en el vapor de su aliento, en una mano llena de hierba, en la pregunta que mendiga una respuesta, y luego otra y otra, en las estrellas que viajan “progresando y aumentando”, presumiblemente para siempre. ¡Qué perspectiva más excitante! Y aterradora.
—CM (Traducción L. A. Ambroggio)
Question
En esta sección Whitman nos invita a seguirle la corriente mientras él adivina posibles respuestas a la aparentemente simple pregunta del niño, “¿Qué es la hierba?” ¿Qué otras respuestas Ud. ofrecería para complementar o cuestionar las que Whitman proporciona?